A los niños se les enseña a no hablar de dinero porque es de mala educación, a tal punto que es un tema que ni se puede mencionar en la mesa. También se les dice que las finanzas son cosas de adultos, que los niños no pueden oír hablar de ello. Y las consecuencias a largo plazo son desastrosas.
Todo esto limita en gran medida las oportunidades que tienen los más pequeños para entender realmente acerca del tema, y lo más triste es que ni siquiera se aclara cuando ya crecen. De hecho, el asunto de las finanzas sigue siendo un misterio para la mayoría, e incluso les pasa esta enseñanza del tabú de las finanzas a sus hijos.
Las ideas detrás de esta costumbre están basadas en que las personas que quieren hablar o preguntar sobre finanzas son personas interesadas, es decir, solo quieren dinero para adquirir bienes materiales. Y por el otro lado, ser rico o manejar una suma considerable de dinero es considerado de mal gusto o de oligarcas.
Todo esto hace que ser pobre esté bien visto, a tal punto que es casi un sinónimo de ser virtuoso. El resultado es que se crea una ignorancia tan grande en relación a las finanzas que es una constante estar cortos de dinero, ya sea por pobreza material o simplemente por no saber manejar el dinero.
La realidad es que saber de finanzas personales es lo mismo que entender cómo se mueve el dinero que cada uno toca. Así, es más sencillo sacarle un mejor provecho y hacerlo crecer sin hacer grandes sacrificios como trabajar una cantidad insana de horas al día. Sin embargo, el problema es que esto está mal visto y sin duda es una costumbre que se debe romper ahora.
La educación financiera básica contribuye en gran medida a mejorar todos los ámbitos de la vida de las personas y a alcanzar sus sueños, lo cual se podría transmitir a sus hijos. De hecho, las finanzas deberían ser un tema que todos manejen en vez de inculcar que las amas de casa o los artistas no deben saber del tema.
Por otro lado, se evita que se cometan algunos errores como abusar de los préstamos rápidos con Asnef para conseguir una satisfacción inmediata por miedo a no poder conseguir ese dinero con el ahorro. O incluso tener que utilizar constantemente minicréditos con asnef/ASNEF para lidiar con las deudas, y caer en un ciclo vicioso difícil de romper.