A la hora de diseñar una página web optimizada para el marketing online, cada detalle cuenta. Para empezar, hemos de desarrollar el branding para saber cuál es el estilo estético que definirá la marca, y por lo tanto la web. Esto es fundamental sobre todo en los e-commerce, ya que basan su modelo de negocio en internet. Por otro lado, hemos de tener especial cuidado con la gestión del SEO Onpage.
Una vez el sitio web sea publicado en internet, Google, mediante una serie de algoritmos, le otorgará una posición concreta en los motores de búsqueda. El posicionamiento SEO ha de aplicarse, por tanto, al código fuente de las páginas principales de la web, aquellas que son fundamentales. Pero eso no es todo.
La visibilidad en los motores de búsqueda a buen seguro nos permitirá tener una presencia poderosa en internet, y con ello conseguiremos aumentar el tráfico web. Sin embargo, si los usuarios no encuentran algo útil e interesante en el sitio en cuestión, la tasa de rebote será igual o mayor a dicho aumento del tráfico. Entendemos por tasa de rebote el abandono del sitio web una vez el usuario ha entrado en él.
Por esta razón, hay otros dos aspectos, además del SEO y del diseño estético, que debemos cuidar durante el desarrollo del sitio web de una empresa: la estructura y el contenido. El primer aspecto influye de manera directa sobre la experiencia de usuario, que lo único que desea es no perderse en el mapa de la web y encontrar con facilidad aquello que busca. No importa si elegimos una estructura tipo árbol, tipo anillo o una mezcla de ambas, lo fundamental es que las secciones y subsecciones estén bien ordenadas.
En cuanto al contenido, define todo lo que los usuarios realmente desean. Lo que quieren es encontrar una solución y responder a una pregunta, y el contenido ha de saber hacerlo. Por eso no basta cualquier contenido, sino que tiene que ser de calidad, siempre evitando la publicidad directa y el spam de productos. Si tenemos en cuenta todo eso, el sitio web triunfará.