A estas alturas, cualquier persona que conozca hasta cierto punto cómo funciona el marketing digital sabe qué lugar de suma importancia ocupa el SEO. Esta técnica, que son las siglas de Search Engine Optimization y cuya traducción aproximada es «optimización de los motores de búsqueda», se centra en la aplicación de una serie de técnicas informáticas y de marketing destinadas a posicionar un sitio web en los resultados de búsqueda de Google.
Es, por tanto, una praxis imprescindible para cualquier empresa con página web, blog corporativo o perfiles en redes sociales, pues las tres cosas pueden actualmente indexarse en los buscadores mediante la incorporación de una serie de palabras clave al contenido.
Sin embargo, la conciencia general de la importancia del posicionamiento web entre numerosos expertos en marketing online puede causar un exceso de uso. Es decir, muchas personas piensan que es imprescindible optimizar el contenido y el código fuente de absolutamente todas las secciones y las subsecciones de una web.
En realidad, aplicar sin medida el SEO a un sitio web lo que puede causar es una hipervisibilización de dicha web y, por extensión, una penalización de Google, que podría considerar esta técnica como ilícita al comerse de una manera literal a las webs posicionadas en la misma página de resultados.
En definitiva, en la medida está la clave del SEO. ¿Y cómo podemos llevar a cabo este equilibrio con un criterio práctico que se traduzca en resultados positivos? En realidad, es fácil: solo tenemos que seleccionar las secciones realmente importantes de la web y descartar las otras, a las cuales agregaremos los atributos correspondientes en el código fuente, destinados a que Google no las localice ni las indexe.
Las secciones más importantes son, naturalmente, el index y las secciones principales de productos concretos. Páginas como la de «contacto» deberían descartarse, pues son comunes a todos los sitios web empresariales y no suponen una eficiencia tangible en cuanto a aumento de tráfico web.
Es importante analizar cada sección a fondo y ponerse en la piel del usuario. ¿Qué es lo que desea leer? En la respuesta está la clave.